Muchas veces volvió el Cerbatanero
con los ojos más hondos que el desvelo.
—Cerbatanero di ¿dónde está el cielo?
—Ya Dios se lo llevó...
—¿Entero?...
—Entero,
y fue mejor...
—¿Por qué, Cerbatanero?
—Porque después, se llevará el anhelo,
la tierra quedará para el guerrero
y el mar irá detrás llorando el duelo.
—Cuando el hombre se cansa de ser hombre,
(¿de qué flor no hay aroma en tu cansancio?)
Dios se lleva lo bueno de la tierra,
bajan arcones de color de nube
para el aljófar, el rocío, el viento,
y el agua de los ríos, y en estuches
de fuentes irisadas van los sueños,
cabellos de mujer, senos nadando
y caritas de niños sonrosados.
—¿Se llevará a los niños
—Se los lleva:
si los niños no ríen ni sonríen
de qué sirven los niños en la vida.
—Pero, Cerbatanero, ¿habrá cosechas?
—El campesino ya se siente falso,
trabaja humedecido de nostalgia.
Arar, sembrar, vivir para el guerrero.
Es mejor que se acaben las cosechas
que enantes eran fiestas, las vendimias
en que había la luz enamorada
del hombre en la dulzura de las vidas.
Cosechar ¿para qué?, si la matanza,
la ingratitud y la miseria es tanta,
como si fuera el triste resultado
de todas las industrias, tal industria.
La nupcia de los astros esta noche
sobre el dormido espacio de los seres.
Ciega y profunda oscuridad del suelo
sube a los pies. Adiós, Cerbatanero.