Hoy estuve, domingo entero
entera,
reclinada en costura
de mis hijos.
Cómo hubiera querido escribir versos...
Cómo estuve latiéndolos en tanto,
lenta mi aguja
transitaba linos,
ángel el aire, y a lo alto un río
todo surcado de
bajeles blancos.
Mis pequeños traviesos,
si supieran,
si pudieran sentir ellos mañana
que se llevan vestida
mi poesía,
la más honda y nostálgica,
la aquella
que dejé de escribir
por ser tan madre
como hubiera querido ser poeta.
Estos versos que nunca leerá nadie,
sin palabra, la tierna
dulce estrofa
silenciosa en costura
de domingo.