Estoy aquí sentada justo frente al mar.
Ese mar inmenso que me atrapa, que me hace reposar.
Viendo las olas que vienen, viendo las olas que van.
Se hace presente tu recuerdo, y me duele porque no estas.
El olor del mar me arrastra, y veo en la inmensidad,
esa quietud apacible, la frialdad de esta soledad.
El mar es solo el reflejo del infinito azul del cielo,
y mientras, yo aqui te espero sin poder decirte te quiero.
Cuánta belleza contemplo, y pienso en esta gran distancia.
Un oceano que nos separa, y eso, aumenta mis ansias.
Ansias de tenerte cerca, de estrecharte entre mis brazos.
Pero el mar solo se asienta, sin poder unir los lazos.
Esos lazos que me amarran, y siento como me ahogan.
Porque este sueño está lejos, y mi corazón te añora.
Los días pasan sin pasar, estoy aquí nuevamente,
frente al mar embravecido, meditanto acaloradamente.
Este mar es calma a mi tormento, es mi tranquilidad, cuando en tí pienso.
Es mi confidente de tantos secretos, es la plenitud en lo que siento.
Y regreso al mar día a día, porque es ahí donde encuentro una razón
para seguir adelante, para luchar contra todo,
para que no muera lo que siente mi corazón.