Hoy miré hacia arriba, y me encontré con la luna, estaba hermosa, como siempre, debo admitir que su resplandor me enloquece, su presencia me altera, su pasar me atrae.
Hoy, la miré sólo a ella, ninguna estrella fue capaz de sacarla de mi mente, ella es tan única y diferente, que mi vida sería una desgracia sin ella, debo admitir que estoy perdidamente enamorado de ella, de su figura, de su pálido tono, de su imponencia.
A veces desearía tenerla en frente y reunir todo el valor para decirle cuanto la amo, decirle cuanto me atrae, decirle cuanto la extraño. No obstante, creo que hasta ahora he hecho un buen trabajo, creo que ella más que nadie sabe cuanto la amo, cuanto la quiero. Le he jurado mi vida, le he dicho a todos los que conozco que ella es mía, la he mirado cada noche.
Y sé, que cualquier noche, ella estará ahí mirándome a mí también, diciendo cuanto me ama también, expresándome cuanto me extraña también...
Y sé, que aquella noche, será la más feliz de mi vida, porque mi sueño, el que llevo por años se cumplirá, y todos los astros nos mirarán y la luna y yo seremos felices, no habrá nadie ni nada más que nos lo impida, sé que será así, porque después de admirarte luna, sueño contigo, mis desvelos oníricos, al igual que tú, son preciosos.
Yo te estoy esperando luna, no dejaré de amarte así el sol te seduzca, porque su amor no se compara al mío.
Y una de estás noches, me visitarás, pero no en mis sueños, y seremos felices y estaremos juntos por fin, yo lo sé, mi querida luna.