La crisis de la Mediana edad
"Ya no es por mi sino por los que amo"
A mis 35 años de vida, creo que estoy en la típica crisis de mediana edad, donde nos volvemos existencialistas y empezamos a meditar sobre los razonamientos que nos llevaron desde el punto A al punto B, pero por supuesto, pasando por todo el abecedario primero. Las ideas estúpidas del pasado, los errores juveniles, los amores del pasado, los temores del futuro y los terrores del presente. A pesar de toda esta mierda llamada “vida”, existe un momento donde estás atrapado en tu cotidianidad, encerrado en tu pequeño circuito cerrado y perpetuo de tu rutina sedentaria. En medio de gastos, pagos y trabajo, te das cuenta de que ya no tienes tiempo de vivir. Piensas, ¿por qué haces todo esto si estás esclavizado a un sistema de vida que solo sumerge en tristeza tu alma y te llena de odio contra ti mismo? Ese frustramiento porque te das cuenta de que ya no estás viviendo. ¡No más! Simplemente estás sobreviviendo a este maldito existir.
Hey, ¡levanta la cabeza! No mires lo que estás perdiendo, sino a las personas que ganaste. Esas personas a las que llenas su rostro con felicidad, esas personas que son tus ganancias más preciadas. Al fin del día, el pago por tu arduo trabajo y enorme sacrificio no tiene mayor placer que proteger a tus seres queridos.
Estas palabras están dedicadas a mis padres, a quienes les debo lo que soy y el buen trabajo que hicieron; a mis hermanas Elisa y Dayana, gracias porque vivimos duras pruebas y aún así nos mantuvimos firmes y unidos; y por último, pero no menos importante, a mi esposa Betty. Gracias por ver el 1% de bondad que había en mí y perdonar el otro 99%. Gracias porque cada día es tu mano la que tranquiliza al demonio en mí, la que calla las voces en mi mente. A mi hijo Santiago, gracias por ser la mejor versión de tus padres, gracias por ser mi más grande orgullo. Te amo, hijo.
