¡Cuentan las cosas con tantas palabras raras, y uno no las puede entender!: como cuando le dicen ahora a uno en la Exposición de París: «Tome una djirincka—¡djirincka!—y vea en un momen...

Hay sol bueno y mar de espumas, Y arena fina, y Pilar Quiere salir a estrenar Su sombrerito de pluma. —“Vaya la niña divina!”

Mírame, madre, y por tu amor no ll… Si esclavo de mi edad y mis doctri… Tu mártir corazón llené de espinas… Piensa que nacen entre espinas flo…

Yo soy un hombre sincero De donde crece la palma, Y antes de morirme quiero Echar mis versos del alma. Yo vengo de todas partes,

Y te busqué por pueblos, Y te busqué en las nubes, Y para hallar tu alma, Muchos lirios abrí, lirios azules. Y los tristes llorando me dijeron:

Es rubia: el cabello suelto Da más luz al ojo moro: Voy, desde entonces, envuelto En un torbellino de oro. La abeja estival que zumba

Cultivo una rosa blanca, En julio como en enero, Para el amigo sincero Que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca

Una mora de Trípoli tenía Una perla rosada, una gran perla: Y la echó con desdén al mar un día… —«¡Siempre la misma! ¡ya me cansa… Pocos años después, junto a la roc…

Los persas tienen Un rey sombrío; Los hunos foscos Un rey altivo; Un rey ameno