#Cubanos #Habaneros #Modernismo #SigloXIX #Ismaelillo
¡Cuentan las cosas con tantas palabras raras, y uno no las puede entender!: como cuando le dicen ahora a uno en la Exposición de París: «Tome una djirincka—¡djirincka!—y vea en un momen...
Aquí estoy, solo estoy, despedazad… Ruge el cielo; las nubes se aglome… Y aprietan, y ennegrecen, y desgaj… Los vapores del mar la roca ciñen. Sacra angustia y horror mis ojos c…
. . . . . . . . . . . . Cuando, oh… Cuando en tu seno reposar me es da… Ancha es y hermosa y fúlgida la vi… Que éste o aquél o yo vivamos tris… Culpa de éste o aquél será, o mi c…
En un país muy extraño vivió hace mucho tiempo un campesino que tenía tres hijos: Pedro, Pablo y Juancito. Pedro era gordo y grande, de cara colorada, y de pocas entendederas; Pablo era...
En el alféizar calado De la ventana moruna, Pálido como la luna, Medita un enamorado. Pálida, en su canapé
Odio la máscara y vicio Del corredor de mi hotel: Me vuelvo al manso bullicio De mi monte de laurel. Con los pobres de la tierra
El mundo tiene más jóvenes que viejos. La mayoría de la humanidad es de jóvenes y niños. La juventud es la edad del crecimiento y del desarrollo, de la actividad y la viveza, de la imag...
Deja ¡oh mi esposo! la labor causa… Que tus hermosas fuerzas aniquila. Y ven bajo la bóveda tranquila De nuestro lecho azul, con tu ador… Y alcé los ojos de mi libro, y vil…
Yo miro con un triste placer, como en la fiesta Del noble Jerez pálido la copa llena guían las blancas manos trémulas
Era sol: caballero en un potro, Con la rienda tendida al acaso, Fui testigo de un drama de amores:… ¡Qué volar! ¡Qué caer! ¡Qué dolor… Aprieto el paso...
—¿De qué estás triste? —De amor. —¿Por quién? —Por cierta doncella. —¿Muy bella, pues?
Vivir en sí, qué espanto! Salir de sí desea El hombre, que en su seno no halla… De reposar, de renovar su vida, En roerse a sí propia entretenida.…
Vierte, corazón, tu pena Donde no te llegue a ver, Por soberbia, y por no ser Motivo de pena ajena. Yo te quiero, verso amigo,
Pinta mi amigo el pintor Sus angelones dorados, En nubes arrodillados, Con soles alrededor. Pínteme con sus pinceles
A un anciano abatido AVIVE el buen Cristiano El seso adormecido, Ponga al hierro mortífero la mano, Mas no a la sien insano,