Marita Sánchez

Niño del ayer

Para todos aquellos grandes hombres, nunca dejen de ser niños.

Eres un niño por nacer
deslumbra a la vida tu querer.
 
Como la oruga escondes
todo lo que ves.
 
Y lo que eres
lo muestras con desdén.
 
Aparentas felicidad
y nadie ve tu necesidad.
 
Ríes, juegas, lloras
y nadie ve tu soledad.
 
Dices amar, escribes olvidar
pero no has podido siquiera volar.
Te niegas a soñar, a creer de verdad
y vives en oscuridad.
 
¡Deja ya de herirte!
Empieza a sentirte.
 
Nada es irreparable
a excepción de la muerte.
 
Ama todo lo que ves y eres,
sigue tu camino, buen niño inocente.
 
Eres alma pura para la vida,
eres la cura para tus heridas.
 
Ya no dejes que el dolor
reine en tu corazón,
porque eres un niño por crecer
estremece a la vida tu creer.
 
Sé un niño del ayer.

He visto y conocido a grandes hombres dejar de ser niños. Es decir, han dejado de soñar, amarse así mismos, perdonarse y seguir. Todos tenemos un niño adentro, aunque algunos lo nieguen es así. Solo que a veces creemos que madurar es no volver a disfrutar de pequeñas cosas, de placeres y de las personas. Las circunstancias por la cual cerramos el corazón ante cualquier muestra de amor nunca serán suficiente para evitar que dejemos de sentir. Amigo mío, no hay mejor cosa para ser feliz que olvidar, perdonar y seguir. La vida es una sola y no hay que malgastarla en cosas que nos hieren.




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