Para todos aquellos grandes hombres, nunca dejen de ser niños.
He visto y conocido a grandes hombres dejar de ser niños. Es decir, han dejado de soñar, amarse así mismos, perdonarse y seguir. Todos tenemos un niño adentro, aunque algunos lo nieguen es así. Solo que a veces creemos que madurar es no volver a disfrutar de pequeñas cosas, de placeres y de las personas. Las circunstancias por la cual cerramos el corazón ante cualquier muestra de amor nunca serán suficiente para evitar que dejemos de sentir. Amigo mío, no hay mejor cosa para ser feliz que olvidar, perdonar y seguir. La vida es una sola y no hay que malgastarla en cosas que nos hieren.