En esta noche de pálpitos y conjuras
en esta noche flamante habitan tantas noches
la del labriego la del farero la del santo
la del cocuyo la del murciélago la del búho
noche con sábanas de fruición y tacto
locomotoras y coyotes que aúllan insolentes
noche de lenguas vivas y cóleras suntuosas
con lascivias soñadas a borbotones y de a ratos
y labios lacrados por un antiguo resplandor
en esta noche se abrazan otras noches posibles
que velan y desvelan sus complicidades
y sellan sus juramentos con saliva templada
noche de iconos taciturnos
de satélites y fuegos fatuos
y llantos que son hilos conductores
noche de muchas incontables noches
de hambrientos unas
otras de saciados
noche desangelada y sin resuello
transfigurada noche en máscara y embozos
depósito de soles de avería
reserva de ponientes
de callejones como niágaras
de selva a cántaros
de laberintos ya resueltos
de inconsolables vírgenes y sauces
de brújulas vesánicas
de empobrecidas dinastías
de sabios parroquiales y sin nóbel
noche para sonámbulos y gallos
para seminaristas y cadetes manuales
noche de hojas que se estremecen como culpas
perros guardianes con las patas rotas
barcos esclavos de las constelaciones
madre noche de todos los pecados
la más nocturna de las noches
favorita de insomnios recurrentes
puerco de un dios que iba a llegar
y fue alcanzado por el rayo
noche de un hondo miedo universal
de alabastros lunares
y esqueletos domésticos
del goce a duras penas
noche de la vislumbre más soñada
y de la que no vale
la pena despertar