Mario Benedetti

Hombre de mala voluntad

Cuando volvés a la tarde como a un oasis
y tu mujer te espera linda y ávida
y cree en la provincia de tu silencio
que hace tiempo vendiste al enemigo
 
cuando volvés de tarde como un padre mágico
y el gurí te salpica de inocencia
y te mira como mira un gorrión a ese cielo
del que hace tiempo te descolgaste
 
cuando te arrellanás en la dulzura
y la seguridad te envuelve como un aliento
y ves en las ventanas el otoño
esa reflexiva estación de lealtades
 
cuando una paz tan expugnable
trata de instalarse nada menos que en vos
y te das cuenta de que algo no marcha
porque ya no sabes qué hacer con ella
 
cuando el calorcito del hogar te acepta
y tu vieja entorna los ojos para oír
cine kleine nachtmusik o la última curda
o los cierra con modorra octogenaria
 
cuando toda la jornada se resume
en la gran disculpa que te enceniza
y preferís no abrir el diario de la noche
porque sabés todo lo que se calla
 
cuando metés el índice en el vaso de bohemia
para mover el hielo en el old smuggler
y el frío te sube ele la yema al corazóri
y después te baja del cuore a las tripas
 
cuando tu hijo diga buenas noches
y te bese el mentón y se pinche
y comprendas que sos para él
más o menos la bienaventuranza
 
cuando tu madre diga buenas noches
y se retire con tu infancia a cuestas
y la veas moverse paso a paso
como si no pudiera con la carga
 
cuando tu mujer diga buenas noches
y no vaya a dormir sino a esperarte
bajo las sábanas almidonadas
que cambió en tu homenaje
 
cuando todos te dejen en el living
a solas con tu húmedo bigote
y la mirada opaca como nunca
y el tocadiscos que se detiene solo
mejor lo pasarías si no tuvieras
en la retina y vil los tímpanos
el rostro el puño el alarido
del muchachito de ojos claros
 
de mejillas pecosas
de bien marcado costillar
de rodillas casi puntiagudas
de piernas que saltaban como peces
 
cuánto mejor lo pasarías
si la memoria no fuese tan cabrona
como para mostrarte y volverte a mostrar
aquella desnudez indoblegable
 
y sobre todo aquellos ojos clarísimos
que te miraban como no creyendo
que vos el de corbata fueras
tan sólo una palanca de patíbulo
 
cuánto mejor lo estarlas pasando
si te olvidaras para siempre
de ese recuerdo tan fresquito
tan acabado de nacer
 
tan intacto que es como si vieras
la boca que llegaba hasta el mismísimo
borde de la derrota y se mordía
y empezaba a morirse de victoria
 
como será la cosa que no te odiamos
fijate vos cómo seca la cosa
que no te hacemos ese amargo honor
hombre de mala voluntad pobre hombre
quizá te alcance con que los ojos
de tu botija macanudo y frágil
mañana o pasadomañana te miren
porque estas cosas siempre se propagan
 
o el mes que viene o el año próximo
te miren esos ojos como no creyendo
claros también y no creyendo pero
ya no será mírada de gorrión
 
ojos claros te miren como no creyendo
pero creyendo al fin y al cabo
no con mirada de gorrión
pero creyendo al fin y al cabo
 
entonces pobre hombre de mala voluntad
ni siquiera juntando todo el odio
que quede disponible en el mercado
ninguno de nosotros podrá odiarte
 
como vos mismo te odiarás.
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