#1961 #EscritoresUruguayos #PoemasDelHoyPorHoy
Diríase que el tiempo no madura y que al poeta ese cándido leproso no se le deja otro comportamiento que refugiarse en su desgarradura y allá quedarse torvo y silencioso
Hasta ayer instalaron confesiones y ofertas en el living de mi alma… tomaría una caña pero hay veda de paciencia pronósticos y alcohol he de reflexionar porque mañana
Nunca me ha sido fácil encontrar la almohada adecuada a mis sueños a su medida exacta en la cabeza noche
Desde lejos parece metido en sus costumbres incendiar… un simple monstruo por aclamación sádico pero lleno de coraje pundonoroso arcángel con linterna
«¿Y eso por qué?», preguntó Montse en su tercera sesión de café montevideano. «Sencillamente porque la dictadura nos dejó una herencia de mezquindad», respondió Jorge, «un legado ...
No sé hasta dónde irán los pacific… pero hay ciertos corredores de seg… y hay quienes reclaman la pena del… cuando los pacificadores apuntan p… y a veces hasta pacifican dos pája…
El cielo de veras que no es éste d… el cielo de cuando me jubile durará todo el día todo el día caerá como lluvia de sol sobre mi calva.
Después de todo qué complicado es… y en cambio qué sencillo el largo… digamos que éste no precisa barric… contra el tiempo ni contra el dest… ni se enreda en fervores a plazo f…
La calumnia como hiroshima de bols… el desierto como adversario unánim… el silencio como razón de estado la hipocresía como recoveco de la… el desamor como metáfora de fuego
¿Qué remoto corpúsculo de amor se abrirá paso entre las fobias de… ¿llegará como pájaro aterido? ¿como nube moribunda de lluvia? ¿como rayo sin trueno?
Yo digo ¿no? esta mano que escribe mil doscientos y transporte y Enero
Para matar al hombre de la paz para golpear su frente limpia de p… tuvieron que convertirse en pesadi… para vencer al hombre de la paz tuvieron que congregar todos los o…
No es ninguna molestia explicarle qué pienso del infinito el infinito es sencillamente
A esta altura ya nadie me nombra por mi nombre: Octavio. Todos me llaman abuelo. Incluida mi propia hija. Cuando uno tiene, como yo, ochenta y cuatro años, qué más puede pedir. No pido ...
A sus treinta y cinco años, Ileana Márquez tenía marido (Dámaso) y amante (Marcos). Saberse querida, o al menos deseada por ambos, no le causaba la menor ansiedad, más bien le otorgaba ...