Mario

Pasos Sin Poso

 
 
Eternos, por siempre flotando en el viento,
Los cuerpos se desplazan inertes,
Volteados por el azar;
Humillados por la caprichosa voluntad
De quien no atiende a súplicas,
De quien no entiende de perdones.
 
Eternos, serviciales y malditos,
Ya por siempre reducidos a partículas
Portadoras del destino que,
En alguna sombría tierra,
La mente perversa de un travieso niño
Diseñó en su sueño más pacífico.




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