Soy
Y en mi celda
Hay carnes colgantes
Los barrotes destiñen el tejido granate
En mi celda alojo
Las tiernas pieles, otras, que de mí desprendo
Una burbuja del tamaño de una mosca
Zumba conmigo en su interior
En ella sola conmigo y el hedor es confortable,
Podredumbre blanca y centellante
El cristal parece haber estallado al fin
Con el movimiento incesante de las cosas que se pierden
Y los restos de uno mismo dispersos por las paredes
Quise ser el óleo eterno, el semblante justo
Atemporal cúspide llena de inocencia
Tocame, tocame, tocame
Si este cuerpo se desvanecerá en la mañana
Desecho en el adiós suspirado
En una ausencia que sube cual arcada agridulce
Puedo deshacerme entre los hilos de tus sábanas
Fundiendome entre otras ofélicas muertes blancas
En mi celda yacerán libres
Los pálidos lienzos faltos de tinta
Las pieles muertas colgando de mi cuerpo lograrán teñirlas
En breves trazos imperceptibles de otras vidas
Y veré
Desde otros ojos
Un pájaro que canta una mañana soleada
Una embarazada
Aún seré
En la oscuridad de la angustia donde me refugie
Mi enemigo, lienzo vacío
El silencio mortuorio que será sólo mío
Soy la tierra árida que al ras del suelo se eleva
Expirando en una leve brisa
Mi cuerpo es el biombo translúcido y el mero trazo
De una nada absoluta
Olvidémonos de él