Marineros de Chile ¡¡Rudos!! como las rocas del mar y ágiles como el ir y venir de las olas.
Sacerdotisas llevan en sus castos brazos pequeños cofres y vasos sagrados para honrar y ofrendar
Flor pequeña que lentamente en mis manos moría. Yo le quiero, le decía. Ella me preguntó ¿me quieres?
Te conviertes en lo que piensas.
Importante es ser discreto al hablar.
Si haces las cosas con bondad, tu recompensa será la felicidad.
¡¡Relámpago de fuego!! ¡¡Consúmeme!!
He adornado un pequeño altar. Allí arden viejas hojas de laurel aromatizando el ambiente
Preciosa gargantilla, arrancada del cuello de Atenea, para embellecer a las doncellas de los jardines de Grecia, jardines de las hojas perennes.
He atesorado su mirada en el espejo de las siete lunas y sus ojos me hablaron.
Debes descansar. pero no dejar que las cosas se hagan solas.
La estrella de duro diamante duerme sobre la pizarra negra del firmamento.
El sol abraza la tierra con sus cálidos rayos.
La piedra lanzada en el lago viajaba como un astro dejando su estela de circunferencias locas.
Luna, que desde el cenit, vigilas los campos.