Dar aire, para que se soplen las cenizas y se avive la llama que sella las fisuras de la leña humedecida.
El aire dibuja figuras de tonos calidos que encantan,
¿será acaso onírico tan puro elemento?.
En desconfiado presente lo auténtico aterra y proyecta abanico que esconden el secreto de una ilusión.
Entre la leña que se degrada, un clavo de cobre hace presión y absorve las figuras de la transmutación.
Se clava con fuerza y espera hasta que el aire haga crujir su interior, para poder habitarse dentro de cada estación.