Caminar con el corazón expuesto vibrante y miedoso de las miradas furtivas del pensamiento repetitivo que constantemente asecha,
Vivirán en mi todas las memorias que intento retener del olvido, triste castigo de la existencia por esos momentos efímeros que quisimos vivir.
Muchos días olvidé el desierto clavado con vehemencia en mí, en soledad y oculto, de mis latidos más fuertes de mis gritos más desesperados.
Un velo suave toca mi cabeza, como una pequeña promesa que calma la ausencia de este ruid… de este caos misterioso. Desviste mi jaula nocturna,
Toco fondo. Cada noche, me quito los aros, ani… Amarro mi cabello. Me quito la ropa, ¿puedo quitarme… No prendo luces, no cierro cortina…
Quiero comenzar a escribir pero mi cerebro se petrifica al ma… la luz del computador me ciega y… las letras de desolación me absorb… Creo hundirme en la tinta y el pap…
Sentirme ligera junto al viento, donde el sentimiento me encamina a lugares que no acostumbro. Avanzo a pies descalzos, buscando en la tierra un imán para…
Esta noche es de aquellas que no l… todo se desvanece a mi alrededor parece un mal sueño que ya tuve antes. Como un tatuaje en mi piel,
Todo lo que hicimos no vale hoy detrás de la puerta casi con pestillo escuchando mi respiración y la de otros
Le robaste tiempo al tiempo y no me quedé con ningún poco cae la noche trepando hacia mi cam… dormir ya no hacer ya no
De cada día corriente exceden nuevos afanes de estar bajo tus hombros tomándote por la espalda suspirando a mis adentros
Visítame de noche, cuando aún esté despierta. Deseo irme a dormir con tu sabor e… con tu olor en mi cuello y con mi último pensamiento sobre…
Romper el tiempo, en ficciones temporales. Una unión que llama, que encierra y esconde grietas don… en una mirada confusa que delata
Cuando el sol acaricie nuestras ca… escucharemos las verdades que dict… Un nuevo espacio se abre entre los… compartidos como un eco latente. Estamos solos acá,
Me pierdo en tu ausencia y muere mi luz sedienta soy fuego abandonado de múltiples silencios nocturnos, hice una ofrenda de errores míos