En ese halo maldito que circunda
esta madrugada la luna,
la pureza de sus almas
se embarca hacia Dios.
Ensangrentados sus cuerpos,
se desintegran en la nada
volviendo a ser vida en otro instante de luz.
En la desidia de la humanidad
embarcados en la tortura del cuerpo
que no cesa,
sin dejar que apenas maceren las llagas,
se abre un interrogante
¿Cómo ha podido desaparecer de la faz de la tierra
la humanidad y el sentido común?
No cesa en su ceguera el engaño
en que les han embarcado,
mientras silente camino
sin dejar huella
esperamos el momento
en que oteemos en el horizonte
eso tan hermoso que define la palabra «esperanza»
María José Luque Fernández.