María Elena Walsh

Canción de cuna para un gobernante

Duerme tranquilamente que viene un sable
a vigilar tu sueño de gobernante.
 
América te acuna como una madre
con un brazo de rabia y otro de sangre.
 
Duerme con aspavientos, duerme y no mandes
que ya te están velando los estudiantes.
 
Duerme mientras arriba lloran las aves
y el lucero trabaja para la cárcel.
 
Hombres, niños, mujeres, es decir: nadie,
parece que no quieren que tú descanses.
 
Rozan con penas chicas tu sueño grande.
Cuando no piden casas, pretenden panes.
 
Gritan junto a tu cuna.
No te levantes aunque su grito diga: «Oíd, mortales».
 
Duermete oficialmente, sin preocuparte,
que sólo algunas piedras son responsables.
 
Que ya te están velando los estudiantes
y los lirios del campo no tienen hambre.
 
Y el lucero trabaja para la cárcel.
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