Salgo a caminar y pienso en que quiero agarrar todas las cosas con… Se me escapan, se diluyen. Es como tener un pájaro entre las… y alcanzar a sentir su tibieza
Callejón de adoquín callejón a la ribera Te gustó mi jardín y te quedaste a merendar. Te llevé de paseo
Vivo en muchos lugares al mismo ti… sin darme cuenta, voy a ningún lado pero voy y nunca llego
Se mira al espejo mientras termina de cambiarse. Vuelve a notarlo, toda ella se está encogiendo. Durante el día lo había sentido en los dedos, como si le hubieran limado las falanges, c...
Bruno llega, y ella se esconde debajo de la cama. Va a tardar unos segundos en encontrarla, hasta que sus ojos se adapten a ver en la oscuridad después de cerrar la puerta. Entrar en es...
Los autos pasan. Al cerrar la ventana, queda su ruido. El sol brilla hasta las siete de la tarde.
Juventud, ¡divino tesoro! Ya nunca más te voy a tener Te fuiste y me dejaste solo Sufriendo esta cruel vejez. Plural ha sido la celeste
Todavía no he muerto, y ya me comen los bichos. Por la noche, los mosquitos. Durante el día, los parásitos, que me roban las ganas de vivir, y las redes sociales, pulgas ansiosas que pi...
vos te acostumbraste demasiado al estado de emergencia yo anhelo la calma y la estabilidad que podría sacar del mundo burgués construí mecanismos disfuncionales para acceder ilusoriamen...
En la orilla es donde surge lento, mudo, amenazante, el temor que me consume cada día por la tarde. Lo espero afuera, tranquilo,
cuando estoy solo me ayuda no pensar más en su voz me hace mal su apatía cruda también su interés feroz me alejo de su cariño
Es que está ardiendo el mundo y arderá hasta que acabe porque hemos perdido el rumbo, en el medio de la calle Son el vidrio en la tráquea
Mira por la ventana, pasan algunos autos, no se ven peatones. Está nublado, el sol trata de asomarse y vuelve a esconderse, corre un viento fresco que arrastra algunas hojas. Faltan dos...
dábamos vueltas en la noche y fuimos consumidos por el fuego nos acercamos y miramos desde el b… —en el límite del sumidero— y las fauces como antorchas apagad…
Un tango de Piazzola para una Buenos Aires helada como una mañana de julio en Esmeralda. Una ventana opaca oculta el olor agrio del humo del tabaco. Y yo estoy sentado esperando que ven...