Juventud, ¡divino tesoro!
Ya nunca más te voy a tener
Te fuiste y me dejaste solo
Sufriendo esta cruel vejez.
Plural ha sido la celeste
Angustia que dio mi acción
Desinteresada y rebelde
Hacia quienes dábanme amor.
Creí vivir una aventura
Y solo tuve aflicción
Mientras me hundía en la bruma
Hecha de noche y de dolor.
Yo era tímido como un niño
Pero aún así logré
Hacer como el hijo pródigo
Que huyó en busca de placer.
Juventud, ¡divino tesoro!
Ya nunca más te voy a tener
Te fuiste y me dejaste solo
Sufriendo esta cruel vejez.
Si volviera el tiempo atrás,
Halagadora y sensitiva,
Quisiera rehacer mi vida
Y no volver a fracasar.
Dejar el vicio es cosa dura,
Una pasión violenta unía
Mi voluntad aunque gran lucha
Presenté mientras podía.
Me cansé de perder el juego,
Y quise dejar de ceder,
Y me mató, triste y pequeño,
Por ser débil y tener sed.
Juventud, ¡divino tesoro!
Ya nunca más te voy a tener
Te fuiste y me dejaste solo
Sufriendo esta cruel vejez.
Castiga al hígado el vodka,
Lo ahoga sin compasión
Y roe lento hasta que agota
Los anhelos del corazón.
Hay veces que me arrepiento.
La mira de su voluntad
Me rescata en el desierto
Y juro nunca más tomar.
Pero la carne es imperfecta,
Si la tientan tiende a ceder,
Al fin del día, la botella
Y la carne acaban también.
Juventud, ¡divino tesoro!
Ya nunca más te voy a tener
Te fuiste y me dejaste solo
Sufriendo esta cruel vejez.
Si pudiera volver, lo haría,
Pero no encuentro razón.
Es mi única compañía...
Fantasmas de mi corazón
En la cumbre de la tristeza
En lo peor de la resaca
La vida es dura. Amarga y pesa.
Por eso el alcohol aliviana
Mi cabeza y duermo y sueño
que soy rey y, siempre feliz,
Con el cabello gris me acerco
A los bares que no tienen fin
Juventud, ¡divino tesoro!
Ya nunca más te voy a tener
Te fuiste y me dejaste solo
Sufriendo esta cruel vejez.
¡Mas, si tomo al Alba, no lloro!