En una tormenta me encontraba.
Aguacero y mi cielo gris.
Luz oscura del alma,
¡¿qué es lo que quieres de mí?!
Te di todo, alma mía;
hasta mi voz te di.
Gritando en la penumbra,
condenada a sufrir.
Son mil años de castigo,
cien años de perdón
y otros cien de soledad
en agonía por tu amor.