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Manuel Díaz Martínez

Eternidad

Llegaste muy temprano una mañana,
una mañana de no sé qué día,
una mañana que resplandecía.
Quizás eras tú misma la mañana.
 
Llegaste no recuerdo si mañana,
porque aquella mañana de aquel día
era tanto lo que resplandecía
que confundo el ayer con el mañana.
 
Llegaste como la inicial mañana
llegara sobre el mundo el primer día:
de tu esplendor haciendo la mañana;
de tu esplendor, lo que resplandecía.
 
Y para siempre fuiste la mañana,
la eternidad naciendo con el día.

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