Manuel Alejandro

Puedo fingir, no logro olvidarte

Puedo mirar tu foto y contemplarte, Pero jamás logro olvidarte. Recordarte es mi poesía diaria. Tocar mis manos solas y frías, Donde un día, hubo calor y un profundo amor. Suelo observar miradas coquetas y desnudas, pero ninguna mirada  es como la tuya. Mirada de nieve, de hojas y de otoño. Pupilas llenas de mar que me producen profundo sueño, para meditar en tus lágrimas, sin ningún consuelo.

Alma celosa es la mía, fue tu decisión y no la mía. Risueña sonrisa que penetra a mi alma, produce cosquilleo como de soplido de viento. Radiante es tú tu mirada desde aquella estrella, Pero oscuro es el recuerdo, tan solo deseo olvidarte. Somos como niños jugando a amarnos, trágico juego de niños, son tus besos apasionados, amargó consuelo de mi madre, agonías de delirios de amor, son mi vivencia más profunda en esta oración.

Te veo montada en un caballo blanco, en busca de tu destino, Qué se hace marchito sin mi presencia. Agonías de lágrimas que florecen como luciérnagas en la oscuridad, más profunda de este mar de rencor. Mi miedo más intenso, es desnudarme en la ventana de tu corazón, contarte lo mucho que te extraño, ya no sigas me hace daño, lloro de pena al ver mi rostro marchito de sufrimiento, el recuerdo de que fuiste mi único amor, amor de invierno de noche y de lluvia, sonrisa tímida y penetrante en las alas de tu alma. Viaje de emociones a distancias de la luz, estrellas de recuerdos cautivados sin razón, absorben mi silueta y mí roto corazón, Se acerca el fin de esta historia, melancólica, suspiros de flores transformadas en amor, ya no son más sino un recuerdo de tu más profundo y  único amor.




Alto