Alguien con quien hacer un buen buceo intuitivo siempre viene bien.
Alguien que baile zarandeando la densidad del agua. Que baile la sequía de las islas olvidadas. Alguien que también baile cualquier silencio.
Que baile agua como un espejo, como mimo caricaturesco de otro bicho igual de auténtico, que baile con el reflejo.
Alguien que se ría de sí mediante tí y así se mezclen sus composiciones astrológicas.
Alguien que combine focos de otras lógicas, para tender luminarias tenségricas en sus articulaciones. Que teja atravesando diversos campos vibratorios sin desenrollar ningún criterio. Alguien que baile.
Que baile dejando pasar por las branquias las sutilezas divinas de Dios, encausando con la respiración sus extremidades, delineando su propio mamarracho con movimientos inciertos.
Alguien que baile con vos.
Alguien que te baile en los huecos negros,
esos que no sabés dónde te dejan parada,
ni en qué parada te dejan,
pero sabés que está bailando con vos.
Y es alguien con quien pararse de nuevo.
Alguien que baile con vos.
Una bandada de Drones Control ataca, pero hay alguien con quien bailar.