Eres un sueño, un sueño perdido y yo duré en una búsqueda inquebrantable e incesante que me terminó rompiendo. Me quebré y el dolor fue tan intenso que siento que no me voy a recuperar de esta: me duele el cuerpo, el alma, no quiero comer, respirar me agobia y pensar en salir de mi cama es una decisión que me lleva horas tomar. Creo que esta es la parte más dura de crecer, llegar al momento donde tienes que agarrar tus trozos y con la vida vuelta nada levantarte a cumplir con las obligaciones. Pienso que son imposiciones sociales, pero igual hago parte del círculo y el resultado termina en ceder. Ceder y ceder.
Ceder como lo hice ante ti, ante tu olor y tu forma de caminar.
Ceder que viene del latín y se dirige directamente a tu boca, que me pide más y más.
Tu boca, que solo escupe mentiras en mi cuerpo mientras me llena la cama de desilusiones.
Te salen ramas de la garganta que me enredan en falsas promesas, me lastimas y no te importa.
Me lastimas y me pides perdón.
Me lastimas, y me vuelves a lastimar.
Y yo cedo
y tú sigues lastimándome.
Me lastimas y me prometes que no lo volverás a hacer.
y yo cedo
y te creo.