¿No eres tú, mariposa, el alma de estas sierra solitarias… de sus barrancos hondos y de sus cumbres agrias? Para que tú nacieras,

Te he visto, por el parque cenicie… que los poetas aman para llorar, como una noble sombra vagar, envuelto en tu levita larga… El talante cortés, ha tantos años

Yo voy soñando caminos de la tarde. ¡Las colinas doradas, los verdes pinos, las polvorientas encinas!... ¿Adónde el camino irá?

Leyendo un claro día mis bien amados versos, he visto en el profundo espejo de mis sueños que una verdad divina

¡Ya su perfil zancudo en el regato… en el azul el cielo de ballesta, o, sobre el ancho nido de ginesta, en torre, torre y torre, el garaba… de la cigüeña!... En la memoria mí…

Igual que el ballestero tahúr de la cantiga, tuviera una saeta el hombre ibero para el Señor que apedreó la espig… y malogró los frutos otoñales,

Al borrarse la nieve, se alejaron los montes de la sierra. la vega ha verdecido al sol de abril, la vega tiene la verde llama,

Poeta ayer, hoy triste y pobre filósofo trasnochado, tengo en monedas de cobre el oro de ayer cambiado. Sin placer y sin fortuna,

Mirad: el arco de la vida traza el iris sobre el campo que verdea. Buscad vuestros amores, doncellita… donde brota la fuente de la piedra… En donde el agua ríe y sueña y pas…

De la ciudad moruna tras las murallas viejas, yo contemplo la tarde silenciosa, a solas con mi sombra y con mi pen… El río va corriendo,