#Andaluces #Españoles #Generación98 #Sevillanos #SigloXIX #SigloXX #1912 #CamposDeCastilla
A ti laurel y yedra corónente, dilecto de Sofía, arquitecto. Cincel, martillo y piedra y masones te sirvan; las montañas
Yo escucho los cantos de viejas cadencias que los niños cantan cuando en corro juegan, y vierten en coro
¿Y ha de morir contigo el mundo ma… donde guarda el recuerdo los hálitos más puros de la vida, la blanca sombra del amor primero, la voz que fue a tu corazón, la ma…
¿Sevilla?... ¿Granada?... La noch… Angosta la calle, revuelta y morun… de blancas paredes y obscuras vent… Cerrados postigos, corridas persia… El cielo vestía su gasa de abril.
El primero es Gonzalo de Berceo l… Gonzalo de Berceo, poeta y peregr… que yendo en romería acaeció en un… y a quien los sabios pintan copian… Trovó a Santo Domingo, trovó a S…
En medio de la plaza y sobre tosca… el agua brota y brota. En el cerca… eleva, tras el muro ceñido por la… alto ciprés la mancha de su ramaje… La tarde está cayendo frente a los…
Este hombre del casino provinciano que vio a Carancha recibir un día, tiene mustia la tez, el pelo cano, ojos velados por melancolía; bajo el bigote gris, labios de has…
He andado muchos caminos, he abierto muchas veredas, he navegado en cien mares y he atracado en cien riberas. En todas partes he visto
Llamó a mi corazón, un claro día, con un perfume de jazmín, el vient… —A cambio de este aroma, todo el aroma de tus rosas quiero. —No tengo rosas; flores
La calle en sombra. Ocultan los a… el sol que muere; hay ecos de luz… ¿No ves, en el encanto del mirador… el óvalo rosado de un rostro conoc… La imagen, tras el vidrio de equív…
Mientras la sombra pasa de un sant… poner un dulce salmo sobre mi viej… Acordaré las notas del órgano seve… al suspirar fragante del pífano de… Madurarán su aroma las pomas otoña…
En la desnuda tierra del camino la hora florida brota, espino solitario, del valle humilde en la revuelta u… El salmo verdadero
Está en la sala familiar, sombría, y entre nosotros, el querido herma… que en el sueño infantil de un cla… vimos partir hacia un país lejano. Hoy tiene ya las sienes plateadas,
Rejas de hierro; rosas de grana. ¿A quién esperas, con esos ojos y esas ojeras enjauladita como las fieras, tras de los hierros de tu ventana?
¿No eres tú, mariposa, el alma de estas sierras solitaria… de sus barrancos hondos y de sus cumbres agrias? Para que tú nacieras,