Si supieras cuánto te amo,
si quisieras aceptar
que de verdad te amo,
si tu egoísmo no fuera mayor
y tuvieras la capacidad
de entender que mi vida
de rodillas puse a tus pies,
no tendrías el valor
para esquivarme en tu camino,
me apostarías en suerte
y saldrías ganando
porque yo te di mi vida,
y en lugar de hacerme sufrir,
me estarías implorando
con caricias,
que te leyera
un poema de amor
o que te cantara
una canción.
M.A.A.L.