Te miro y me ves.
Me acerco,
tú me miras
y me arrinconas contra la pared.
Me excito,
tú me besas
y me entrego con timidez.
Te excito,
tú te acercas,
y percibo tu robustez.
Te beso
tú me invades,
acepto tu calidez.
En un pulso nos abandonamos.
Una lucha,
dos cuerpos,
anhelando la desnudez.
Un juego,
dos partes,
cual partida de ajedrez.