Amo al hombre gentil, amo la honesta
aurora del rostro que del pecho arranca.
Amo la mano delicada y blanca
que mis lloros a secar acuden presa, los brazos donde yo debo la testa que a mi trabajo sirve de palanca.
Amo la frente pura, abierta, franca,
toda virtud se manifiesta.
Pero amo mucho más la voz sencilla
que el ánimo conforta entristecido.
Conviniendo y causando maravillas.
La voz que cariñosa hasta mi oído
Llega al alba a decirme dulce y bajo:
Hijo mío:¡Es la hora del trabajo!
Autor jorge luis lugo Balbuena.