Que falte el cinco es mejor ante la proporcionalidad del rango que
atribuye la fuerza de los ángeles, astros y dioses mundanos cruzados en
filamentos del designio adjudicado; negado, crucificado ante la
honestidad del caos. Te encuentras tan solo al yo, en estandartes de
barniz ajustados al recuadro del enganche eterno. Fuerza capaz que
arrasa la existencia, transfiere un poco de tu vitalidad al ejemplar
nocivo de la dependencia moral.