Mentirosa
Mentirosa
Tus labios de carmín pintan cuentos al pasar,
dulces como la miel, pero llenos de maldad.
Dices que soy tu mundo, tu razón de existir,
pero en tus noches largas, otro nombre oyes repetir.
Tienes mirada de ángel, sonrisa de ilusión,
pero es puro teatro, falsa devoción.
Juegas con el fuego y quemas sin piedad,
dejando cicatrices donde hubo libertad.
“Te amo”, susurrabas con voz de terciopelo,
mientras tus pies ligeros pisaban otro suelo.
Promesas al viento, palabras de cristal,
se rompen en pedazos al chocar con la verdad.
Inventas historias con arte de juglar,
transformas lo amargo en néctar celestial.
Pero yo descubrí tras tu máscara hermosa
que solo eres humo... ¡Y humo se deshace con la aurora!
Tu risa que envenena, tu tacto traicionero,
me ataron a cadenas de un amor prisionero.
Hoy rompo los espejos donde tu engaño vi,
porque aunque duela el alma... ¡Prefiero vivir sin ti!
Me hablaste de eternidad bajo el cielo estrellado,
pero tu “para siempre” duró un suspiro alado.
Hoy veo claramente tu juego de ilusión:
das migajas de amor... ¡y exiges el corazón!
Si regresas un día con lágrimas de cocodrilo,
recordaré tu risa y tu frío estilo.
No caeré en redes de tu viejo cantar,
¡mentiras disfrazadas no vuelven a engañar!
Eres mentirosa, flor con espinas,
luna que brilla pero no ilumina.
Juegas con el corazón sin compasión,
¿quién te enseñó, diosa, tan cruel lección?
Hoy escribo este adiós con tinta de experiencia,
libre de tu hechizo y tu falsa presencia.
La vida sigue adelante, ¡yo elijo sanar!
Que otro sea el loco que caiga en tu mar.
—Luis Barreda/LAB
