Ausencia Sin Nombre
Ausencia Sin Nombre
Nunca caminé contigo
por el parque al atardecer,
ni escuché tu risa en el viento,
ni te pude conocer.
Jamás compartimos un café,
ni el silencio de un lugar;
tus ojos no encontraron los míos,
no hubo un “hola” ni un “adiós” que dar.
No corrimos bajo la lluvia,
ni un refugio nos guardó,
no hubo un techo ni palabras,
ni un camino que anduvimos los dos.
Nunca un baile nos unió
en la penumbra de algún salón,
ni tu mano tembló en la mía,
ni brindamos por una canción.
No escribimos juntos planes
en papeles al azar,
ni contamos las estrellas,
ni supimos dónde empezar.
No hubo fotos ni postales,
ni un viaje que compartir,
solo quedan horas vacías
y un reloj sin porvenir.
Guardaré en mi pecho frío
la sombra de lo que no fue:
un abrazo que no llega,
un deseo que se perdió en la fe.
Será un cuento sin colores,
sin huellas, sin por qué,
un jardín que nunca florece,
un barco que no vio la marea nacer.
Y aunque el tiempo siga intacto,
como un río sin parar,
sé que en algún lugar lejano
tú y yo... jamás logramos despertar.
—Luis Barreda/LAB
