Hijo de Héctor Silva Urbano y Josefina Michelena, sus hermanos fueron el sociólogo José Agustín Silva Michelena y el economista Héctor Silva Michelena. Cursó secundaria en el colegio San Ignacio. Viajó a Europa donde estudió dos años de filosofía y letras en Madrid; un año de literatura francesa en La Sorbona y un año de filología románica en Alemania. En Madrid, un grupo de estudiantes lo bautizó como Ludovico, apodo que sustituyó su nombre, siendo conocido desde entonces como Ludovico Silva. En 1969 egresó Summa Cum Laude, de la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela.
Hijo de Héctor Silva Urbano y Josefina Michelena, sus hermanos fueron el sociólogo José Agustín Silva Michelena y el economista Héctor Silva Michelena. Cursó secundaria en el colegio San Ignacio. Viajó a Europa donde estudió dos años de filosofía y letras en Madrid; un año de literatura francesa en La Sorbona y un año de filología románica en Alemania. En Madrid, un grupo de estudiantes lo bautizó como Ludovico, apodo que sustituyó su nombre, siendo conocido desde entonces como Ludovico Silva. En 1969 egresó Summa Cum Laude, de la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela.
En la década de 1960 dirigió y produjo el programa radial La palabra libre. Entre 1964 y 1968 fue secretario general del Ateneo de Caracas, donde participó en la fundación de la revista Papeles, de la cual fue miembro del Comité de redacción. Colaboró en el periódico de tendencia marxista Clarín y en la revista literaria Cal, dirigida por Guillermo Meneses. Juntó con Miguel Otero Silva fundó la revista cultural Lamigal. En la década de 1980 mantuvo una columna en el diario El Nacional, titulada «Belvedere».
Desde 1970 ejerció la docencia en la Escuela de Filosofía de la Universidad Central de Venezuela, actividad que compartió con la creación poética y la reflexión filosófica. En su obra filosófica sostuvo que las ciencias eran la materia prima de la filosofía, aunque el terreno propio de la misma era la lógica, ésta última en tanto instrumento u organon. La filosofía no debía centrarse en preguntas sobre el ser, sino ocuparse de los entes. De esta manera declaró la inutilidad de toda pretensión por explicar el universo en su totalidad mediante sistemas filosóficos cerrados. Se dedicó al estudio de los entes sociales, con una orientación marxista que interpreta lo que ocurre históricamente a los seres particulares. Esto le condujo a sostener una concepción contra la verdad universal, proponiendo cambiarla por la observación de verdades particulares, o lo que cada uno ve como hombre particular.
En lugar de repetir o parafrasear a los grandes filósofos, de lo que se trata es de transformarlos, superarlos para adecuarlos a las nuevas realidades sociales. Dentro de esta posición transformadora y superadora, se dio a la tarea de redactar un diccionario del marxismo heterodoxo, tratando de mostrar la actualidad y vigencia de conceptos marxistas, a través de la aplicación de tales categorías a la realidad latinoamericana; conceptos tales como dialéctica, materialismo dialéctico, alienación o ideología. Según su interpretación, la dialéctica de Marx no era más que un método para la presentación de los hechos históricos según su dinámica estructural.
Respecto al materialismo dialéctico, rechazó la idea de concebirlo como un sistema filosófico. En lo que atañe a la alienación, negó que fuese un factor antropológico, es decir, esencial a la naturaleza humana y propuso verla como un fenómeno histórico. Al ocuparse del concepto de ideología trazó una detallada historia del vocablo llegando a la conclusión de que la ideología es un sistema de valores, creencias y representaciones que generan las sociedades con relaciones de explotación; tales sociedades, con el objeto de justificar esa explotación, la consagran en la mente de los hombres como algo natural e inevitable, como algo esencial. Por el contrario, consideró lo ideológico como algo determinado por la estructura social, pero no mecánicamente, sino dialécticamente, lo que involucra su carácter reversible y cambiante. Por otra parte, abogó por una estrecha unión entre la filosofía y la literatura, y por superar la falsa dicotomía según la cual el literato se dedica al ser concreto y particular, mientras que el filósofo se compromete con lo abstracto y lo general. Algunas de sus obras han sido traducidas al italiano y al alemán.
El 1 de mayo de 1996 se estableció la Fundación Ludovico Silva, presidida por su hermano Héctor Silva Michelena, la cual tiene como objetivo la difusión de las manifestaciones culturales venezolanas y latinoamericanas, y la proyección del pensamiento y obra del filósofo y poeta.(Benjamín Sánchez Mujica).
Ludovico Silva representa para Venezuela lo que José Carlos Mariátegui para el Perú, es decir que probablemente es el autor marxista más respetado y que más contribuyó con el desarrollo teórico del marxismo en los años 60 y 70 en ese país. Ludovico tenía una visión distinta acerca de Marx en referencia a la Escuela Soviética (Academia de las Ciencias de la URSS) y de la Escuela Marxista Estructuralista Francesa. Para él no existía prueba alguna de que Marx teorizara el llamado Materialismo Dialéctico. Para Ludovico Silva esta herencia teórico epistémica del Marxismo Soviético proviene de las especulaciones clasificatorias de las interpretaciones de Plejanov acerca del pensamiento de Marx. Se opuso al dogmatismo y la ortodoxia y al llamado "Manualerismo" impuesto por la academia de las ciencias de la URSS a los militantes de los partidos comunistas alineados a Moscú.
Dice Ludovico Silva que deben tomarse en cuenta, para comprender lo fundamental de toda ideología, los aspectos no conscientes de la misma, dejando, como hacía Marx, la conciencia para cosas contrapuestas a la ideología, como la teoría y ciencia; pero esto le llevó a calificar de contradictorias y absurdas, desde el punto de vista de Marx, expresiones leninistas tales como "ideología revolucionaria", o "el marxismo como la ideología de la clase obrera".
En su obra filosófica mantuvo la tesis de que las ciencias eran la materia prima de la filosofía, aunque el terreno propio de la misma era la lógica. Asimismo, sostuvo que la filosofía no debía centrarse en preguntas sobre el ser sino que debería ocuparse de los entes. De esta manera explicó la inutilidad de toda pretensión por explicar el universo en su totalidad mediante sistemas filosóficos cerrados.
Como pilar fundamental de sus reflexiones se ubicaron los entes sociales, los cuales abordó con una orientación marxista que interpretaba lo que ocurría históricamente a los seres particulares. Esto lo condujo a sostener una concepción contra la verdad universal, proponiendo cambiarla por la observación de verdades particulares, o lo que cada uno ve como hombre particular. Según Ludovico Silva en lugar de parafrasear a los grandes filósofos, de lo que se trata es de transformarlos, superarlos y adecuarlos a las realidades sociales. Por lo tanto dentro de esta posición transformadora y superadora, redactó un diccionario del marxismo heterodoxo, tratando de mostrar en forma actualizada y vigente los conceptos marxistas, a través de la aplicación de esas categorías a la realidad latinoamericana y caribeña; conceptos como la dialéctica, materialismo dialéctico, ideología o alienación.
Según Silva, la dialéctica marxista no era más que un método para la interpretación de los hechos históricos según su dinámica estructural. Respecto al materialismo dialéctico rechazó siempre la idea de concebirlo como una teoría filosófica que explicara la realidad físico-natural, criticando con ello a Federico Engels y su dialéctica de la naturaleza. Para Ludovico Silva el método de Marx sólo era aplicable a la realidad histórico-social, entendiendo entonces el nombre adecuado para este como Materialismo histórico.
Con respecto a la alienación, siempre negó que fuese un factor antropológico, es decir, esencial con la condición humana por naturaleza y propuso verla como un fenómeno histórico. Cuando se ocupó del concepto de ideología, delineó una detallada historia de ese vocablo concluyendo que la ideología era un sistema de valores, creencias y representaciones que generan las sociedades con relación a la explotación; esas sociedades, con el objeto de justificar esa explotación, la consagran en la mente de los hombres como algo natural e inevitable, como muy esencial. Siempre consideró lo ideológico como algo determinado por la estructura social de cada país, a la que no se le puede aplicar mecánicamente, sino dialécticamente, lo que implica su carácter reversible y cambiante.
Silva abogó siempre por la estrecha relación entre la filosofía y la literatura, para los proyectos políticos, y por superar la falsa dicotomía según la cual el literato se dedica a ser concreto y particular, mientras que el filósofo se compromete con lo abstracto y lo general. Por eso en 1976 escribió el anti-manual, para no caer en el dogmatismo escolástico y copiar modelos de otros países, los cuales presintió que fracasarían.
En su obra filosófica, Ludovico Silva sostuvo que las ciencias eran la materia prima de la filosofía y pedagogía, aunque el terreno propio era la Lógica. Así, como la filosofía no debería centrarse en preguntas sobre el Ser, la pedagogía pretendía explicar el universo docente en un orden cerrado, para así tener la oportunidad de explicar lo concerniente a los seres particulares.
La pedagogía constituye un fenómeno histórico porque nos revela valores, creencias y representaciones que generan las sociedades. Siempre estuvo en guerra contra el dogmatismo. Estudió el auge de los movimientos sociales en Latinoamérica y desafía el paradigma capitalista, donde los líderes del Estado deben construir una alternativa de poder, donde se incluya a los excluidos. Fue considerado como uno de los intelectuales más importantes en Venezuela, dedicó su vida a la reflexión filosófica. La literatura y el ejercicio de la docencia, manifiestan que tanto la burguesía como el proletariado llegarán a la igualación social universal, bajo el principio marxista "de cada quien, según sus capacidades a cada quien según sus necesidades". Para él, la pedagogía es el instrumento fundamental para lograr el desarrollo multilateral del individuo, teniendo como base las coordenadas de consumo y ganancia. Como analista, una vez expresó que “La sociedad es una inmensa soledad gregaria, donde todos son ciudadanos y niños en edad prescolar”.
La escuela –solía decir- le permite al pueblo ganar autoestima, dignidad y sobre todo esperanza por un porvenir que lo subyuga por una diversidad que lo subyuga y vivifica.
La pedagogía recolecta el material de estudio, los datos empíricos y se establece una organización del mismo, según una orden dada principalmente histórica. Esto es una necesidad a lo interno de nuestras luchas populares, organizar los elementos de estudio en torno a problemáticas históricas.
Como parte central de sus reflexiones, señaló que los entes sociales deben saber interpretar lo que ocurría históricamente a los seres particulares. El proceso de enseñanza-aprendizaje se encuentra signado por dos funciones, una referencial y la otra emotiva.
La pedagogía debe ser el instrumento temático para conformar la estructura política y generar criterios antagónicos para llegar a una sola realidad, donde el educando se constituya en la figura central, porque la escuela va a cumplir expresamente una función socializadora.
Tenebra (México, 1964)
Boom! (Caracas, 1965)
In vino veritas (Caracas, 1977)
Cuaderno de la noche (Caracas, 1979)
Piedras y campanas (1979)
Crucifixión del vino (1996, póstumo)
La plusvalía Ideológica (Caracas, 1970)
Sobre el socialismo y los intelectuales (Caracas, 1970)
Teoría y práctica de la ideología (México, 1971)
El estilo literario de Marx (México, 1971)
Vicente Gerbasi y la modernidad poética (Universidad de Carabobo, 1974)
Marx y la alienación (Caracas, 1974)
De lo uno a lo otro (1976)
Anti-manual para uso de marxistas, marxólogos y marxianos (Caracas, 1976)
Contracultura (ed. Vadell Hermanos, Valencia,1980)
En busca del Socialismo perdido (Caracas,1988)
Wikipedia—http://es.wikipedia.org/wiki/Ludovico_Silva