Dónde andará mi cara,
aquella otra,
que se reflejaba en el tiempo
de una fuente.
Aquella otra cara mía,
la que tuve en la infancia,
la del primer beso
una tarde gris
bajo los manzanos.
Dónde estará esa otra cara,
y por qué no la encuentro
cuando la busco incesante
al amanecer
en los espejos.
Dónde andará mi cara,
la otra, aquella que ignoraba
tantas esfinges,
la de los jardines y las rosas.
Mi cara de hoy es esta
y no me conozco.
Soy esta otra cara;
la que toma los rincones por
trinchera,
la que ha anidado durante
tantas noches
en la piel de una mujer que no lo
amaba.
Soy éste.
Esta es mi cara, la de hoy,
la que ha querido jugar con el
pasado
palpando apenas
el pliegue de los inciertos
recuerdos.
Es esta mi cara,
la que busca consuelo
pescando las viejas memorias
que rielan en los estanques
del olvido.