Caricamento in corso...
Lola Rodríguez de Tió

Muerta en alta mar

A María Adriana Giberga, hija de Eliseo Giberga Gali

Ven a llorar conmigo,
¡Oh Musa! que al dolor no eres ajena:
Ven, y serás testigo,
de la profunda pena,
que de luto y de llanto el alma llena!
 
Ven ceñida de flores
que guarden puro el matinal rocío;
capullos soñadores,
que con el canto mío
su aroma llevan a un hogar vacío...
 
Hogar infortunado,
que vio perderse con amargo duelo,
al ángel adorado,
que al remontar su vuelo,
dejó huérfano el nido, por el cielo!
 
Qué corta fue su estancia,
en esta triste y engañosa vida;
y a que larga distancia,
de su patria querida,
lanzó el adiós de eterna despedida!
 
Por qué, por qué a deshora,
la azucena en botón, que se nutría,
con néctar de la aurora,
murió al nacer el día,
cuando apenas sus pétalos abría!
 
Yo vi, yo vi el encanto,
con que cuidaban el botón naciente!
Y su amor era tanto,
que no habrá quien intente,
contener de sus lágrimas la fuente!
 
¿Cómo han de estar serenos
los desolados padre de María?
¿Cómo no echar de menos
la luz de su alegría,
en esa noche lóbrega y sombría?...
 
Tal parece que el ruido,
y el gemir de la olas y del viento,
vienen a herir mi oído;
y el lastimado acento
de su madre infeliz, también lo siento!...
 
Pero a que de esta suerte
el recuerdo enlutar, si no consigo,
Ay! el volver a verte
en el hogar amigo,
donde te dio el Amor tan blando abrigo!
 
En vano el pecho exhala
hondo suspiro de mortal anhelo;
en vano tiende el ala,
para alcanzar tu vuelo;
Si nunca has de tornar del alto cielo!
 
Oh Musa! Pliega el canto!
no más lastimes un dolor profundo!...
Y de la madre en tanto,
corra el llanto fecundo,
que ha quien llora con ella en este mundo!
Altre opere di Lola Rodríguez de Tió...



Alto