León de Greiff

Señora, Dama, dueña de mis votos...

Señora, Dama, dueña de mis votos!
¿cuándo veré tus ojos encantados,
tus manos inasibles, tus dedos abusados,
y tus cabellos –piélagos ignotos–
 
Cuándo veré tus ojos encantados,
y oiré tu voz de ritmos sosegados...!
Pero serán todos mis sueños rotos
por el furor de inevitables notos...
y tus manos pequeñas –los dedos ahusados–
no curarán mis rudos alborotos,
ni darán paz a mis martirizados
labios, que ardieron odios y sedes y pecados...!
 
Señora, Dama, dueña de mis votos!
nunca veré tus ojos encantados,
ni tus cabellos –piélagos ignotos–
ni oiré tu voz de ritmos sosegados...,
ni besarán tus labios ambiciados,
sobre mi frente, mis ensueños rotos...!
Preferido o celebrado por...
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