Ojos tristes
Recuerdo que dolía, mirarlo dolía. Era como una gran puñalada en el corazón cada que nuestras miradas se encontraban, era como perder el aliento y sentir que la vida se escapaba de mis manos.
Y es que dolía, dolía tanto que solía llorar cada que me tropezaba con su ausencia.
Un grito silencioso, una daga en el pecho, una raspadura en el corazón, un amor que no se vive dos veces. Unos ojos que no se olvidan, unas manos que no sostienen y unas palabras que no prometen.
