He perdido tanto,
que mi alma sangró de dolor,
mis lágrimas laceraron mis mejillas,
un vacío de un tipo distinto me embargo.
La muerte se llevo a quienes amaba con fiereza,
el tiempo se burló de mí,
el destino me dió unas palmadas y luego me tiró,
y caí.
y cuando sentí el viento en mi cara,
sentí miedo, muchísimo,
hasta que me di cuenta que no era tan mala la caída
y disfrute de la brisa y la perspectiva.
Y ahora, por fin siento que puedo respirar,
tras años sintiendo que moriría de asfixia.