Cuando llegue la tortura de mi amor, recuerda
la tontería que fue este junte.
Si pasas por el lado del recuerdo hastiado, lee entre
líneas y busca allí lo que el alma gritaba.
Eramos ciegos, niños enamorados cantando nuestra
propia destrucción, para darle sentido a la vida corazón,
para tener alguna historia que contar.
Piénsame callado, en la paz del silencio, lejana; dónde
me pusiste desde el primer encuentro.
Tu y yo, tiempo muerto, que fatiga, que silencia el ego y
entonces, allí, te amaré sin mí.