Me levanté sin tu mirada, me levanté sin tu cuerpo convidandome un poco de calor. Me levanté extrañandote, como de costumbre, pero no quiero acostumbrarme a lo que me hace mal o quema mi paz con un fuego que yo misma provoco, quizás por eso no dejo caer estas lágrimas guardadas. Porque ya van a conventirse en sonrisas apagando cualquier llama con un amor tan grande como el océano y con tanta paz como el mar, porque siempre te encuentro en lo divertido, en lo sencillo, en lo más lindo y allí siempre vas a quedarte. Siempre en libertad, mi amor.