Julio Cortázar

Naufragios en la Isla

Dios de los cuerpos

…toma estos dardos que te aseguran el
dominio sobre todos…

Ovidio, Metamorfosis, V.

Eres el dios de los cuerpos, das y quitas la miel del abrazo más hondo,
gozas en nuestro grito, en el ascenso, paulatino a la delicia
para flotar después en el reposo,
medusa a medio sueño entre el agua y el sol.
 
Pero también esperas
en el verbo, eres entonces más temible,
te agazapas detrás de cada nombre, y cuando
regresa del olvido una palabra que decíamos
entre besos o lágrimas o Londres,
oh el más amargo de los amos, cómo clavas
tu dardo de infinitas espumas en mitad de mi vientre,
tus uñas de tortura en plena boca!
 
No puedo decir noche, decir lágrima,
echar al vuelo la paloma de su nombre en los tejados de París,
repetir su murmullo de colmena,
ser en sus dulces sílabas el viento y la campana,
 
porque también estás ahí con tus mastines y tus águilas,
única realidad de tanto olvido y tanto tiempo,
el amor con su risa de mármol contra el cielo,
su sexo cenital y su nocturna espalda.
 
*
 
El viaje fabuloso
inmóvil en el vértigo
tu pelo tus orejas
 
el viaje lancinante
las hélices del salto
el fragor del que caer
tu nuca tu garganta
 
el ancla remontando con sus algas su limo
la bocina en la niebla
tu espalda tu cintura

(1967)

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