Mendigando amor anduve en las villas de la felicidad,
conocí a la ilusión, prima hermana del amor.
En esos días difíciles, donde te escondes
en el disfraz de una sonrisa,
en esos días, donde nadie sabe que te pasa,
pues lo sabes ocultar muy bien.
Mis monstruos mentales se juntan
con lo recuerdos de mi pasado amargo;
dando se forma un torbellino
de sentimientos arrebatados.
Donde tratas de arreglar las cosas
y terminas destruyendo todo a su paso;
en mi vida muchos se convirtieron en magos
mostrándome la magia de la ilusión,
magia revertida en mi corazón.
Señorito iracundo me dicen,
más en mi corazón no hay espacio
para el rencor.
Mendigando amor anduve en las villas de la felicidad,
ahora perdido me encuentro, en los laberintos de la soledad
aprendí en ese caminar,
que mucho dolor debía soportar
que me arriesgaba a perder y ganar.