¡Ea!
Yo...
¡Yo hoy
apuesto!
contra ti, muerte,
que no te llevarás todo.
De mí habrá algo por entre los sucios escombros
y hallaré otra vida allende,
bruñida parca,
ebúrnea.
Nada
vas
tú,
bruna,
a lögrar.
Yo he de ganar
porque en juego está el orgullo
del legado humano a este exquisito planeta.
que es tiempo y espacio a la vez.
Contra ti yo no
podré
përder.
Y
tú
ciega
¡No lo ves!
Levantaré
recuerdos sobre el olvido
y aunque quieras borrarme, no feneceré.
Pero si en mi legado hay
algo que no te
complace
libre
sos
de
borrar
mi vida
y no dejar
recuerdo alguno
de mi inmemorial partida.
Porque si no logro convencerte a ti, muerte,
no vale vivir allende,
enamorar
a un ángel
de este...
¿Qué?
¿QUÉ?
¿Mundo?
¡No! De esta
universal
existencia primorosa
de las almas navegantes del Aqueronte;
es todo lo que quiero hoy:
enamorarte,
sólo a ti
muerte
por
que
sólo...
sólo asï
haré aguantable
tu frío amor proteico.
Sin lamentar esta tierra dejada atrás,
Llena de puros recuerdos,
cuna de miedos,
apegos,
de ella...
y yo...
hoy...