Ten mancilla al envidioso
Ten mancilla al envidioso
que se aflige sin provecho,
alimentando en su pecho
el áspid más ponzoñoso.
Es la envidia testimonio
que denota vil flaqueza,
es malicia y es simpleza,
es desdicha y es demonio.
Oye misa cada día,
y serás de Dios oído:
témele y serás temido,
como un rey decir solía.