VOCES DE MI COPLA
VI - AGUA MUJER
#EscritoresAndaluces #EscritoresEspañoles #LaEstaciónTotal (1923-1936)
Como médanos de oro, que vienen y que van en el mar de la luz, son los recuerdos. El viento se los lleva,
Ante mí estás, sí. Mas me olvido de ti, pensando en ti.
Te dehojé, como una rosa, para verte tu alma, y no la vi. Mas todo en torno —horizontes de tierras y de mares—…
A través de la paz del agua pura, el sol le dora al río sus verdines… las hojas secas van, y los jazmine… últimos, sobre el oro a la ventura… El cielo, verde, en la más libre a…
Después de las largas lluvias de octubre, en el oro celeste del día abierto, nos fuimos todos a las viñas. Platero llevaba la merienda y los sombreros de las niñas en un cobujón del ser...
Este arroyo, Platero, seco ahora, por el que vamos a la dehesa de los Caballos, está en mis viejos libros amarillos, unas veces como es, al lado del pozo ciego de su prado, con sus amap...
Todas las rosas son la misma rosa, amor, la única rosa. Y todo queda contenido en ella, breve imajen del mundo, ¡amor!, la única rosa.
Tú, lo grande, anda, descansa en honor de lo pequeño; que su mundo está en su hora y tu hora es el universo.
Platero acababa de beberse dos cubos de agua con estrellas en el pozo del corral, y volvía a la cuadra, lento y distraído, entre los altos girasoles. Yo le aguardaba en la puerta, echad...
¡Cuánto infinito abarcado desde esta piedra del mundo! No estoy en el «desde aquí», sino en el «ya de lo último».
Yo me moriré, y la noche triste, serena y callada, dormirá el mundo a los rayos de su luna solitaria. Mi cuerpo estará amarillo,
En mi duermevela matinal, me malhumora una endiablada chillería de chiquillos. Por fin, sin poder dormir más, me echo, desesperado, de la cama. Entonces, al mirar el campo por la ventan...
Échate a un lado, Platero, y deja pasar a los niños de la escuela. Es jueves, como sabes, y han venido al campo. Unos días los lleva Lipiani a lo del padre Castellano, otros al puente d...
Pájaro del agua ¿qué cantas, qué encantas? A la tarde nueva das una nostaljia de eternidad fresca,
Contra el cielo inespresable, el álamo, ya amarillo, instala la alta belleza de su éstasis vespertino. La luz se recoje en él