Silencio. Sólo queda un olor de jazmín. Lo único igual a entonces, a tántas veces luego... ¡Sinfin de tanto fin!

Estaba derecha en una triste silla, blanca la cara y mate, cual un nardo ajado, en medio de la encalada y fría alcoba. Le había mandado el médico salir al campo, a que le diera el sol d...

¡Yo solo vivo dentro de la primavera! (Los que la veis por fuera, ¿qué sabéis de mi centro, qué sabéis de su centro?

¿Te cojí? Yo no sé si te cojí, pluma suavísima, o si cojí tu sombra.

Ese ocaso que se apaga, ¿qué es lo que tiene detrás?, ¿lo que yo perdí en el cielo, lo que yo perdí en el mar, lo que yo perdí en la tierra?

La noche cae, brumosa ya y morada. Vagas claridades malvas y verdes perduran tras la torre de la iglesia. El camino sube, lleno de sombras, de campanillas, de fragancia de hierba, de ca...

El paraje es tan solo, que parece que siempre hay alguien por él. De vuelta de los montes, los cazadores alargan por aquí el paso y se suben por los vallados para ver más lejos. Se dice...

—No era nadie. El agua. —¿Nadie? ¿Que no es nadie el agua? —No hay nadie. Es la flor.

¡Ojos que quieren mirar alegres y miran tristes! ¡Ay, no es posible que un muro viejo

¡Qué alegre, en primavera, ver caer de la carne del invierno el vestido, dejándola en errante amistad con las rosas,

De noche, el oro es plata. Plata muda el silencio de oro de mi alma.

Todos los días yo soy yo. Pero ¡qué pocos días soy yo! Todos los días el cielo vive en mis ojos. Mas ¿cuándo

Cuando tú quieras, muerte. Te he vencido. ¡Qué poquito puedes ya contra mí!