Despierta Elpín; y guarda, que al hambiento
lobo no sirve, no, tu grey de pasto:
tú roncas, y el zagal hace su gasto,
devorando tus reses ciento a ciento.
De rotas pieles número cruento
luego se entrega el desalmado Ergasto,
y el daño apoca, aunque en ejido vasto
pace escaso ganado y macilento.
Despierta Elpín: y en las calladas horas
cuando sin luna las estrellas lucen
observa, espía a tus zagales fieles.
Verás como degüellan con traidoras
manos tu grey, y pérfidos reducen
tu hacienda toda a ensangrentadas pieles.