Mis dedos
como jazmines blancos
recorrerán los recovecos de tu alma
después de atravesar
el silencio sagrado de tu piel.
Desgranaré una cascada
de besos diminutos
detrás de tus orejas
que se perderán
como ardillitas
en la paz de tu cabello.
Alrededor de tu cabeza
tejeré una guirnalda
de brisas y susurros.
Más allá de tu cuerpo,
mi corazón buscará
unirse con el tuyo.
Todo será
íntimo y sencillo.