Cada vez que abro mi buzón
el alma se me llena de vacío
debido a la ausencia de esa carta
que tú me prometiste
y que presiento
escrita con mano enamorada
al invisible ritmo de esa música
que baila alegre en tu sonrisa
y se revela apacible en tu mirada.
Tu carta de papel hecho de bosque
me llegará cargada de palabras
tan blandas como el musgo
que vive abrazado
a estos muros míos
donde duerme en secreto
mi pequeño tesoro
de sueños prohibidos
ajenos a este infierno
de prisas y ruidos.